El estudio de las artes marciales por parte de la ciencia ha logrado sido aprovechada en la creación de películas, documentales y la medicina; sin embargo, existen áreas que faltan por describir y esto es lo que comenta en esta colaboración especial Erik Castillo Cadena, periodista especializado en temas de cultura, contracultura y deportes de combate.
Kung Fu y Ciencia, dos mundos paralelos
Erik Castillo Cadena*
A pesar de haberse lanzado en 1999, la película “The Matrix” ha quedado tatuada en el recuerdo de geeks, cinéfilos y artistas marciales por la forma en que Joel Silver y las hermanas Wachowski entrelazaron esos tres mundos mediante los personajes de Neo y Morpheus, interpretados por Kenau Reeves y Laurence Fishburne, respectivamente.
Durante la trama Morpheus utiliza simuladores e inteligencia artificial para instruir a Neo en Kung Fu y otras artes marciales que le ayudarán a liberar a más gente esclavizada por la Matrix, pues en el filme las máquinas se apoderan de la energía humana para dominar el mundo.
A 23 años de aquel fenómeno taquillero, científicos de HRL Laboratories cuya sede está en California, trabajan desde hace tiempo en la creación de un simulador mediante el cual los humanos podremos aprender de manera más rápida a realizar casi cualquier cosa.
La metodología de estos investigadores, según detalla la revista Frontiers in Human Neuroscience, está basada en la estimulación de electrodos en la superficie craneal y circuitos que lograrían ampliar el aprendizaje en acciones como conducir, dominar idiomas y quizás en un futuro la obtención de grados en artes marciales.
La iniciativa se lee prometedora; sin embargo, sería muy arriesgado asegurar que cualquiera podría lograr convertirse en un experto marcial estudiando de esa manera, ya que aun cuando actualmente se cuenta con la tecnología para medir el poder de algunas disciplinas de combate, como se observa en los documentales de National Geographic: “El guerrero definitivo”, “Pelear como un animal” o “Los guerreros del sigilo”, existen muchas prácticas tradicionales que se siguen enseñando y para las cuales la ciencia todavía no tiene una explicación, tal es el caso de “La camisa de hierro” utilizada por los monjes Shaolin.
Si bien los sensores utilizados en las producciones mencionadas sirvieron para evidenciar el poder físico que posee un maestro experimentado en Kung Fu, cuyo golpe, según la investigación, oscila entre los 275 kg de fuerza por golpe, velocidades de 29 milisegundos al emplear el estilo de la serpiente y mil 179 kilogramos de fuerza al utilizar la garra del tigre, no funcionaron para determinar de dónde surge la energía vital llamada Chi o Qi, que poseen los artistas marciales para llevar a cabo dichos movimientos.
Esa carga energética actualmente ha traspasado las fronteras del conocimiento guerrero y se ha convertido en un aliado de la ciencia médica a través de prácticas como el Qi Gong y el Tai Chi que permiten el abordaje terapéutico alternativo de enfermedades como la osteoartrosis, diabetes tipo 2, Alzheimer o Parkinson, según lo refieren estudios de instituciones y medios especializados en salud y deportes de la categoría de Archives of Physical Medicine and Rehabilitation, Medicine Sports Science Journal.
Y es que por increíble que parezca, la ciencia y el Kung Fu se han convertido en dos mundos paralelos, muchas de las técnicas que se enseñan en el Templo Shaolin desde el siglo sexto antes de cristo están relacionadas con áreas de estudio como la astronomía.
La formación de las siete estrellas es un claro ejemplo, con ella se emula a la Osa Mayor, a través del posicionamiento de los guerreros en combate, como si fueran los siete astros que conforman la constelación, lo cual les permite cubrirse unos a otros y combatir hasta con 50 adversarios al mismo tiempo.
Por otro lado, la fascinación que han provocado entre las comunidades científicas los misterios biomecánicos del Kung Fu ha propiciado que muchos investigadores que vieron en el arte marcial un objeto de estudio se conviertan poco a poco en practicantes que fusionan esa disciplina con la física cuántica.
Al trabajar con la energía vital, el vínculo con el cosmos se vuelve una conexión importante dentro de este arte marcial chino, pues no se puede entender el mundo sin energías complementarias que son representadas mediante el Yin y Yang, lo femenino y lo masculino, luz y sombra, fuerzas que se conjugan para sublimar el espíritu y cambiar al mundo en cada acción.
Afortunadamente, hasta ahora los módulos de memoria y simuladores están enfocados en generar una mayor capacidad de aprendizaje y no han podido modificar el conocimiento tradicional de las artes marciales milenarias, cuya magia pareciera infinita, aunque negar que algunos argumentos como el del filme “Sin Límites”, producido por Lesie Dixon en 2011, donde un escritor fracasado potencializaba sus capacidades física y cerebrales gracias a un medicamento llamado NZT que lo hacía pelear como Bruce Lee, sería una mentira y que todos los apasionados del mundo marcial quisiéramos probar.
Imágenes: 1.- Neo vs Morpheus, captura de pantalla YouTube Legendary Movie Scenes; 2.- National Geographic, Figth Science; 4.- Archivo Sendero Artes Marciales.
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*Erik Castillo Cadena
Periodista especializado en temas de cultura, contracultura y deportes de combate. Es director de la agencia de marketing deportivo y relaciones públicas para atletas Guerreros&Fitness.
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