Johan Moreno, Fisioterapeuta
Una Lesión en la
rodilla puede provocar días de descanso obligatorio, e incluso, en el peor de los
casos, un retiro indefinido si no se atiende adecuadamente. Una dieta
saludable, evitar el sobrepeso y ejercicios adecuados, son útiles para evitar
esta situación y atenderlas en caso de estar presentes.
Esta artrosis -como
es llamada a toda lesión de este tipo-, es una enfermedad degenerativa de las
articulaciones y es la pérdida del cartílago articular, la formación de pequeñas
protuberancias de huesos conocidas como “osteofitos” y la deformación de la
articulación afectada.
Además del dolor,
una persona con artrosis en rodilla manifiesta claudicación (cojeo), lo que
conlleva a la limitación de sus actividades habituales como caminar, correr,
brincar, subir o bajar escaleras, trabajar, entre otras actividades.
La artrosis de
rodilla es un padecimiento ortopédico muy común que afecta a hombres y mujeres
mayores de 60 años aunque también se
presenta en adultos jóvenes entre los 40
y 50 años de edad. El diagnóstico correcto se lleva a cabo mediante un examen
físico y estudios de gabinete como las radiografías.
En etapas
tempranas no se le presta a veces el
suficiente interés y s ele trata como una simple molestia; sin embargo, es en
esta fase en la que las medidas higiénicas y conservadoras pueden retrasar la
progresión de la artrosis. Además de las recomendaciones mencionadas al inicio,
deben incluirse modificación de la
actividad física y ejercicios de rehabilitación, teniéndose presente que un
exceso de carga de ejercicio o peso empeorará la situación, así como usar
calzado inadecuado.
Actualmente
algunos médicos recomiendan suplementos alimenticios como la Glucosamina o el Condroitin Sulfato.
Otra técnica
conocida como “Viscosuplementación” consiste en realizar infiltraciones con
ácido hialurónico que mejora el microambiente de la articulación, al actuar
como un líquido sinovial artificial que nutre el cartílago y mejora el
deslizamiento de las superficies.
Cuando la
artrosis está muy avanzada, la deformidad severa, el dolor importante y la
persona no puede realizar una vida normal, es el momento de plantear una
intervención quirúrgica.
Las prótesis de
rodilla habitualmente constan de un componente femoral, un componente tibial y
un polietileno entre ambos, que es una pieza de un plástico especializado que
favorece la congruencia entre las anteriores. En ocasiones y según la
indicación del cirujano, se sustituye la superficie rotuliana por un componente
habitualmente de plástico.
Los resultados
son buenos en la gran mayoría de los pacientes. El dolor y la función mejoran
significativamente. La rehabilitación física debe comenzar lo antes posible y
se prolonga hasta que la persona consigue un buen arco de movimiento y tiene
una capacidad para deambular aceptable.
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