Debido a que en temporada de calor aumenta hasta en 30% el riesgo de contraer enfermedades gastrointestinales como diarrea, cólera, fiebre tifoidea y salmonelosis, entre otras, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (SEDESA), emitió una serie de recomendaciones para mantenerse evitar estas situaciones.
De acuerdo a un comunicado de la dependencia capitalina, y con el fin de prevenir la propagación de gérmenes causantes de dichas enfermedades, y a través de la Agencia de Protección Sanitaria (APS) de la Ciudad de México, invitan a la población a realizar las siguientes recomendaciones para llevar a cabo buenas prácticas de higiene y sanidad en el manejo de alimentos.
Entre estos puntos, menciona que es necesario lavarse las manos antes de preparar o comer alimentos; antes y después de asistir a alguna persona enferma o herida; después de ir al baño, de manejar alimentos que no estén cocinados, después de limpiarse la nariz, toser o estornudar, después de haber estado en contacto con un animal, y después de haber estado en contacto con basura.
Con respecto al agua para beber y para la preparación de alimentos, ésta debe ser potable y los métodos caseros para garantizar su desinfección son: hervirla durante 15 minutos, desinfectarla con dos gotas de plata coloidal por cada litro de agua. Después de ello, debe conservarse en recipientes limpios y tapados, para evitar su contaminación.
En cuanto al lavado y desinfección de frutas y verduras, el objetivo de primer punto es reducir la carga microbiana, mientras que en el segundo, se utilizan sustancias para eliminar a los microorganismos, conocidos como bactericidas.
Las sustancias más comunes para desinfectar son el cloro de uso doméstico, el yodo y la plata coloidal; cuando se utilicen estos dos últimos, es necesario seguir puntualmente las instrucciones del fabricante, en cambio, si se usa cloro, es recomendable dejar los alimentos durante 10 minutos en una solución y colocar 10 gotas de cloro doméstico por litro de agua.
Entre tanto, para proteger a la población de los riesgos asociados a la contaminación de alimentos con virus, bacterias y parásitos, se recomienda que los productos que requieran refrigeración como lácteos, cárnicos y pescados, deben permanecer a una temperatura máxima de 7°C. También se debe evitar que los alimentos crudos como las carnes, pescados y vegetales, estén encima de los que ya están listos para consumo, ya sean quesos, jamón o platillos preparados.
La temperatura mínima de cocción durante la preparación de alimentos debe ser de al menos 63°C para pescado y carne de res en trozo; 68°C para carne de cerdo en trozo, y carne molida de res, cerdo o pescado; 74°C para embutidos de pescado, res, cerdo o pollo; rellenos de pescado, res, cerdo o aves; carne de aves.
La descongelación de los alimentos debe hacerse por refrigeración, cocción o exposición a microondas y en todos los casos se debe evitar descongelar a temperatura ambiente. Los alimentos que se descongelen no deben volverse a congelar.
La elevación de la temperatura trae consigo otros efectos negativos sobre la salud de la población, los cuales están vinculados a la susceptibilidad de alimentos a la descomposición, así como la proliferación de microorganismos que causan enfermedades gastrointestinales.
Con información de SEDESA. Imagen tomada de la web
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